+ Texto DANIEL ESCALZA +
De entre los muchos ensayos que han analizado la actualidad social, económica y política de nuestro tiempo a lo largo del 2014 que acabamos de dejar atrás, creemos que ha pasado un tanto desapercibido la obra más reciente del polémico antropólogo norteamericano David Graeber, publicado por Capitan Swing, con el título “Somos el 99%. Un historia, una crisis, un movimiento”
Buena parte del libro se centra en la narración del origen, los motivos y las estrategias del movimiento Ocuppy Wall Street, el movimiento social de protesta contra las corporaciones financieras mundiales que se inició el 17 de septiembre de 2011 con la ocupación de Zuccotti Parck en Nueva York y que rápidamente se extendió por las principales ciudades de Estados Unidos. Pero Graeber, en su doble condición de académico y activista de primer orden, no se queda únicamente en la narración de los hechos, sino que, tomando como referencia el acontecimiento en sí y las razones de su rápida expansión, realiza una reflexión más profunda sobre la teoría y la práctica de la democracia.
Todo ello, desde luego, desde los principios anarquistas que el propio autor defiende. Ahora bien, al hablar de una tradición anarquista o libertaria el autor se refiere a formas de organización de carácter horizontal, es decir, de tipo asambleario, en oposición a otros planteamientos verticales, en los que Graeber engloba a marxistas y liberales en general. Esto le ha valido al autor fuertes críticas por parte de otros sectores de los movimientos sociales, acerca de las tácticas y estrategias propuestas, aunque el autor se define como un anarquista con minúsculas “dispuesto a colaborar en coaliciones amplias siempre que funcionen sobre principios horizontales”.
Sea como fuere, el libro aporta una interesante reflexión sobre la enorme concentración de poder y riqueza en las manos de unos pocos y cómo en las últimas décadas esta minoría se ha otorgado el dominio sobre los sistemas económicos y políticos en los que vivimos. Estas enormes desigualdades (el 1% de los que controlan el poder político y económico frente al restante 99% de la población) hacen que una gran mayoría de la ciudadanía de muchos países del mundo esté más dispuestas hoy que nunca a favorecer un cambio democrático radical de nuestras sociedades. ¿No será, como rezaba que uno de los eslóganes del movimiento 15M -al que, dicho sea de paso, el autor no presta demasiada atención-, que el problema no es que yo sea anti-sistema sino el que el sistema es anti-yo?.