+ Texto NACHO MARTÍNEZ-USEROS +
Vargas Llosa se preguntaba por boca de sus personajes del libro Conversación en la Catedral “en qué momento se jodió el Perú”. No querían saber el por qué, ni el cómo, sino el cuándo. Distinguir ese momento en que todo empieza a caer en picado al inevitable vacío. Eso mismo es lo que Mark Zuckerberg tiene que estar haciendo ahora mismo en su mansión sobre la red social que tanto millones le ha dado.
Su muerte no ha sido a causa del fallido intento de asesinato por parte de Google +, ni el levantamiento en armas en sus propios muros contra los sucesivos cambios que ha tenido su página de inicio, de hecho ya no recordamos ni cómo era la original. No sabemos en qué momento fue exactamente, pero el escándalo esta semana sobre hacer públicos los mensajes privados en el muro de la gente ha tenido como consecuencia, aparte del revuelo al que ya nos tiene acostumbrados, el recuerdo de lo entretenido que era Facebook antes. Atrás quedan las listas top ten de películas y discos que cambiaron tu vida; los tests de cuánto te conocen tus amigos y tú a ellos; las declaraciones de amor en modo videoclip; como los viernes motivados y los lunes alegrados por canciones. Las invitaciones de eventos ya no son como las de cumpleaños, sino otra cosa completamente distinta; un etiquetado en una foto sin preguntar es una violación en toda regla, no está castigada por el código penal pero es peor que el hecho de que te toquen el culo en el metro; por no hablar de que los estados de algunos son cada vez más parecidos al muro de las lamentaciones. Hace más de año y medio, durante el 15-M, parecía que Facebook iba a ser la gran bomba del ciudadano contra el sistema, con el 25-S ha quedado claro que es una buena plataforma de comunicación libre, siempre y cuando no se moleste al propio Zuckerberg, pero no el arma definitiva. Nadie duda de que es un buen elemento para estar al día de lo que publican organizaciones, medios, grupos o incluso empresas que te interesan, pero ya no para la amistad. De un tiempo a esta parte, los amigos prefieren conversaciones cerradas en grupo en Whatsapp, y muchos son los que han decidido cerrar sus perfiles, encontrar en Twitter un sistema mejor para estar al día o intercambiar cromos en Tumblr, Pinterest o Instagram.
Ayer un portavoz de Facebook se defendía en TechCrunch así de lo sucedido: “Todos los informes que hemos visto, los hemos revisado y comprobado. No hemos visto ninguno que haya confirmado la exposición de mensajes privados en el muro. Gran parte de la confusión se debe a que antes de 2009 no existían la opción de «Me gusta» ni «Comentarios» en las publicaciones del muro. La gente iba y venía con publicaciones en lugar de tener una conversación en los propios muros”. Indistintamente de si es cierto o no, seguro que la red social más importante del mundo volverá a hacer un lavado de cara y de libro, como acaba de hacer MySpace, pero no cabe duda de que el daño ya está hecho, y que Facebook se jodió hace ya mucho tiempo.
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