+ Texto HELIA JARA +
Mañana viernes se estrena en los cines El Lobo de Wall Street, la última película de Martin Scorsese, protagonizada por Leonardo DiCaprio. El film se basa en la novela del mismo nombre escrita por Jordan Belfort, un multimillonario corredor de bolsa de Nueva York muy aficionado a la fama, el glamour y la riqueza.
Belfort, el verdadero “lobo de Wall Street” llegó a convertirse en uno de los hombres más ricos del planeta. Desde su llegada al sector de las finanzas en el 87, tardó sólo un año en hacerse con el control de Stratton Oakmont, una de las agencias de corredores más importantes del mundo. Se hizo famoso gracias a las fiestas descomunales que organizaba en la misma oficina de la compañía. Se declaraba adicto a las prostitutas y a las drogas.
En 1998, Belfort fue procesado por los fiscales federales de los EE.UU. por fraude de valores y blanqueo de dinero. Después de declararse culpable se le ordenó pagar 110.4 millones de dólares a sus víctimas. Fue condenado a pagar el 50 por ciento de sus ingresos hasta que la deuda fuera saldada.
Fue el mismo DiCaprio quien convenció a Scorsese de que iniciara este proyecto tras haber leído la novela y calificarla como “una gran obra épica americana de codicia”. Es pues el quinto trabajo que reúne a actor y director tras Gangs of New York (2002), The Aviator (El aviador, 2004), The Departed (Infiltrados, 2006) y Shutter Island (2010).
Durante los 13 primeros días de exhibición en Estados Unidos ya ha conseguido recuperar en taquilla 64 millones de los 100 que costó su producción, una cantidad considerable teniendo en cuenta que su duración alcanza las 3 horas de metraje (el título más largo de toda la filmografía de Scorsese). No ha corrido la misma suerte en las candidaturas de los recientes Globos de Oro, siendo una de las mayores decepciones al obtener tan sólo dos nominaciones.
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