+ Texto SABINA CABELLO +
Ni que decir tiene la tremenda evolución que ha sufrido el diseño industrial desde hace un siglo hasta nuestros días, la revolución en la cantidad de materiales de los que disponemos y aquellos otros que no dejan de inventarse cada día, tanto en los procesos de producción y fabricación hasta la obtención final del producto. Así nos muestra su obra la joven diseñadora alemana Annika Frye con su Máquina de improvisación, la cual hemos tenido la ocasión de ver desde el pasado 13 de octubre hasta hoy en la Bienal de Diseño de Estambul, y de la que pudimos disfrutar en la Kunstverein am Rosa-Luxemburg-Platz en Berlín durante el DMY Design Festival el pasado junio.
La artista ha creado una máquina de moldeo que mediante la rotación puede producir variación en vez de repetición, por lo que cada pieza que crea es única y diferente a las demás. Se trata de una producción experimental con moldes sacados de patrones geométricos simples, que realiza con un yeso especial que endurece en unos 30 minutos, a los que añade pequeñas piezas de madera y otros materiales que son lijados por el exterior y cubiertos de barniz en el interior. Con ellos ha creado una serie de hermosos recipientes: jarrones, platos, cuencos, macetas…formas puras y geométricas lisas de una exquisita elegancia y simpleza.
Algunos objetos son cortados con una sierra con el fin de obtener un determinado recipiente. De esta manera, la parte superior y la parte inferior de la vasija/contenedor/ plato, puede producirse dentro de un único molde. A primera vista, el material se asemeja a la cerámica, pero el yeso es más ligero. Un tornillo permite una velocidad continua variable.
La máquina para ella es más que una herramienta. La diseñó mediante el uso de las características básicas de una pieza de mobiliario: accesorios de latón, multiplex y tubos de acero. Aunque cada pieza es única, todos los objetos están relacionados unos con otros como todas las formas parten de una rejilla octogonal.
No Comments