+ Entrevista IRENE JURADO +
Nos dejamos de alta gastronomía y new cuisine y nos adentramos en la cocina de verdad, la cercana, la que tiene ritmo y criterio. Y es que la comida gira en torno a toda nuestra vida; si tenemos pareja engordamos, si estamos mal tenemos cara de rábano, si hay crisis sube el pan, si soy hipster me hago vegano, ¡ese niño que deje ya de aporrear las ollas como si fuera una batería!
Por ello aprovechamos y nos vamos a la cocina que es donde se tienen las mejores conversaciones, todos lo sabemos, y hablamos con MIKEL ITURRIAGA, bilbaíno que se apartó del periodismo cultural y ¡ojo! fichó por el gastronómico, ¡ay gorrión! Tras años de aventuras por las redes con su blog Ondakin.com, Mikel, pasó a ser el autor de El Comidista , un blog de cocina y, sobre todo, millones de cosas mas.
Muchas veces la clave del éxito se basa en los contrastes, ¿consideras que tu popularidad se basa en la mezcla de la gastronomía con otros aspectos de nuestra vida cotidiana? ¿O es un lenguaje cercano y ameno lo que atrae a tantos fieles?
Digo yo que algo habrá de eso, aunque la verdad, se me escapan un poco los motivos por los que El Comidista gusta a la gente. Imagino que mezclando lo práctico con lo divertido puedes atraer a un número interesante de lectores, que van desde el cocinillas acérrimo al que se la refanfinfla la cocina pero quiere reírse un rato con las marcianadas de secciones como Aló Comidista.
No siempre cuando cocinamos estamos alegres; el trabajo, una vida estresante o simplemente una discusión hace que nos pongamos de mal humor ¿Qué recomiendas para estos momentos? ¿Podría existir una cocina según los estados de ánimo?
Supongo que si estás de mal café, lo más recomendable es que no te pongas a hacer cosas muy complicadas, porque si te salen mal puedes acabar ahorcándote en la cocina, y eso no sería demasiado bueno para ti. A mí el picante me pone de buen humor, así que recomendaría unas buenas dosis de esta sustancia en algún plato alegre, o si no, un estofado, que dicen que los guisotes son antidepresivos. Como tercera opción, la botella de orujo o de cazalla puede arreglar todos tus males… hasta que se te pase el efecto.
Cuando vivías en Madrid, el hambre apretaba y el dinero escaseaba, supongo, además de recetas ¿tu madre te hizo algún regalo tipo ajuar? Lo pregunto con conocimiento de causa, la mía me regaló una olla exprés.
Pues mira, creo recordar que a mí también me regaló una. Pero quizá lo más importante que me dio fue una vajilla decente, que superaba con creces la que yo me había comprado en el Pryca de Hortaleza.
Hace poco hablaste en el blog del libro La cocina de la Moncloa de Julio González de Buitrago, tras el éxito del partido Podemos, en las elecciones al Parlamento Europeo, ¿podrías imaginar un plato que representará los ideales de dicho partido?
Supongo que algo vegano, porque no les veo yo muy de chuletón, pero poniéndome más metafórico, diría que una ensalada con muchos muchos ingredientes, en plan batiburrillo.
Cuando cocino me pongo mis auriculares y mi lista de canciones mamarrachas para entonarme. ¿Podrías decirnos tres canciones que son especiales para ti a la hora de cocinar y por qué? ¿Y con qué canción no te saldría bien ni una tortilla?
Una es I say a little prayer for you, de Aretha Franklin. A veces, cuando la oigo, me da un poco de penica por Dionne Warwick, una de mis cantantes favoritas. Ella hizo una versión muy buena, pero después llegó Aretha y la superó con creces convirtiendo el tema en un clásico absoluto, lo que tuvo que resultar un tanto humillante. La cocinita mágica de Vainica Doble también me gusta mientras guiso. “Trabajando en la cocina, ay qué pesadez, como una negra como una china, con el almirez”… es una de las letras más bonitas escritas nunca. Por último, Lady Stardust, de Bowie, para hacer los coros cuando dice “aaaaaaaallll right”. ¿Canciones que odio? Buf, hay tantas… pero yo creo que “Life is life” de Opus me quitaría las ganas de cocinar, de comer y de vivir.
Apoyas el que la gente se cocine y lleve su tupper al trabajo en lugar de abusar de los menús. ¿Volvemos a hacer reuniones de tupperware?
Claro, ¿por qué no? Estoy muy a favor de esta manera de vender. De hecho, cuando me regalaron una Thermomix y vino una de esas señoras a traérmela a casa y a enseñarme cómo funciona fue toda una experiencia, casi religiosa diría yo.
Mis amigos y yo un domingo de cada mes nos juntamos como una gran familia y salimos a descubrir restaurantes nuevos por Madrid. El mejor chino cantones ya lo tenemos apuntado en nuestra lista, pero podrías decirnos algunos sitios más.
Para una cita. Alabaster.
Para reír con los amigos. La terraza de la Casa de Córdoba.
Para cuando nos toque el bingo. DiverXo.
No paran de salir programas de televisión como Master Chef (los triunfitos de los fogones) o Pesadilla en la cocina, y de estrenar series como Chiringuito de Pepe ¿acaso es el momento de los cocineros y la cocina?
Es el momento, pero temo que tanto cocinero hasta en la sopa acabe cansando y causando efecto rebote. La tele no tiene medida en esto: cuando se pone de moda algo, todas las cadenas dan la caca con ello hasta que te hartas. Dicho esto, creo que a programas tan divertidos como Pesadilla les queda todavía bastante recorrido.
Atendiendo al momento boom de la comida, las redes sociales están invadidas de fotos y más hastags que estrellitas en una sopa de pollo, la última sensación la cuenta de instagram You Did Not Eat That (no te comiste eso): it girls con cupcakes, hamburguesas y pizzas que supuestamente nunca llegarán a sus estómagos. ¿Es el postureo gastronómico una nueva religión? Fuera de bromas dinos las cinco claves para hacer un buen shooting.
El gastropostureo es un aburrimiento. TODOS hacemos algo de postureo en las redes, y el que lo niegue es el más posturista del mundo. Pero no hay que pasarse ni ser cansino, ni tratar de engañar a la gente contando en imágenes lo guay que es tu vida: todos sabemos que tu vida es una mierda con breves momentos buenos, como la de todo el mundo. Claves: buscar una luz decente, no usar el flash ni aunque te maten, intentar que la comida parezca natural y apetitosa, no sobreproducir las fotos con atrezzo, y sobre todo, no utilizar la palabra “shooting”.
Ahora que te tomas un kit kat del blog del Comidista y ya que has mencionado alguna vez que te gustaría hacer televisión ¿te verías capaz de hacer ese gran género denominado tutoriales de Youtube? ¿Y si fuera junto a Joaquín Reyes?
Con Joaquín Reyes haría lo que fuera, incluso tener sexo delante de una webcam vestido sólo con un liguero y unos pantis. Pero creo que saldría mal parado, porque él es como 200.000 veces más gracioso que yo. Los tutoriales me dan muchísimo sueño, y si los llegara a hacer algún día, tendrían que ser o muy ágiles o muy irónicos.
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