El pasado sábado estuvimos en la exposición de Félix Domínguez en la Sala Siroco de Madrid, organizada por Crótalo & Triángulo. Su trabajo es un apasionante diálogo entre su mundo interior, inteligente y cuestionador, y el exterior, ilustrativo y vivencial. En Mala Leche, su actual proyecto individual que se presenta (de nuevo en la capital del reino), este “obrero del arte” como bien se definía hace unos meses, lleva a cabo a través de catorce perlas un retrato de la vida en uno de los epicentros de lo moderno, Malasaña. El humor, la ironía y la autocrítica son tres de los ejes principales que accionan cada una de las ilustraciones de la muestra. Diversos formatos, mucha poca vergüenza y una tendencia a no tomarse muy en serio los códigos de lo que está de moda son la amalgama que sustenta esta exposición flash, fugaz, irreverente y divertida.