+Texto MAR MOSEGUÍ+
“La memoria es una campana extraña que toca a fiesta y toca a muerto”, esta cita de Dickinson encontrada entre los relatos que acompañan a más de 300 fotografías realizadas por el fotógrafo americano William Christenberry, podría describir la obra de este excelente artista.
Aunque diga que su relación con el color es intuitiva, Christenberry fue el pionero en fotografiar los colores saturados y brillantes con su pequeña cámara Brownie a un tiempo de exposición corto. Al aire libre inmortalizó lo maravilloso y triste que es ver pasar el tiempo y recodar una infancia.
Hasta el 24 de noviembre la Fundación Mapfre expone su obra en la sala Azca de Madrid, invitando a retroceder hasta 1961 donde Christenberry recogerá con sus instantáneas los viajes realizados en el condado de Hale y que visitará una y otra vez hasta el 2007. Allí documentó los procesos de transformación y renacimiento de los lugares más insólitos donde transcurrió su niñez y adolescencia. Ese místico interés por el arte de observar el envejecimiento le ha llegado a completar su obra compuesta por fotografías del cementerio de Stewart, las plantas kudzu, casas abandonas, la casa de su familia cerca de Stewart o los anuncios y señales de chapa que se iban tropezando en su camino.
The Klam Room es una de sus obras protagonistas dentro de esta exposición. Consiste en un espacio donde se recopila el ambiente de violencia que se respiraba en los años 60 con la organización Ku Klux Klan a través de una de composición de dibujos, fotografías y una recreación de la figura de sus integrantes.
En la muestra también se expone maquetas de las casas e iglesias a las que fotografió acaparando la esencia de la sencillez., además de un mural de anuncios y objetos publicitarios que han sido coleccionados por el artista a lo largo de los años.
Sin duda, el arte de la estrategia que utiliza Christenberry para expresar sus obsesiones de forma retrospectiva enlazando con su memoria, te conduce a otra vida jamás vivida.
Fotografías cedidas por la Fundación Mapfre
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Un gran recorrido artístico, las fachadas de Christenberry son como un disco duro que recoge el paso del tiempo. Bonita exposición