Texto SARA LÓPEZ DE LA NIETA
Las distintas realidades de uno de los más influyentes pintores del s XX. Una retrospectiva que muestra la evolución de la producción artística del gran maestro metafísico. Un paseo por sus distintas iconografías, sus arquitecturas y plazas silenciosas, maniquíes humanizados, personajes mitológicos, naturalezas muertas y objetos descontextualizados en paisajes que evocan una atmósfera de suspense.
Hasta el 18 de febrero de 2018 podremos disfrutar de esta magnífica exposición en el Caixa Fórum de Madrid gracias a la Obra Social La Caixa y a la fundación Giorgio e Isa de Chirico.
La exposición está formada por 140 obras del artista, compuesta por pinturas, esculturas, acuarelas y dibujos más representativos de la extensa obra del autor.
Nacido en Grecia, pero de padres italianos, Giorgio de Chirico realizó sus estudios entre Grecia e Italia hasta 1906, que se mudó a Alemania, donde ingresó en la Academia de Bellas Artes de Münich. Entre 1909 y 1914 el pintor cobra importancia tras crear la escuela metafísica, basada en un lenguaje e interpretación de la realidad completamente nueva.
De Chirico, en su afán de investigación de los diferentes planos de la pintura, nos muestra su personal transformación del arte clásico mediante enigmáticas plazas de arquitectura renacentista, imágenes de esculturas de dioses descontextualizadas con las que hace viajar al espectador a una sensación de tiempo eterno, inmóvil, ligado siempre a la filosofía de Nietzsche.
En esta exposición podremos recorrer las fases creativas del artista, las cuales están marcadas por la búsqueda de su propio plano iconográfico que lo definirá y a su vez dejando en el público que lo observa una sensación de desasosiego con un fin inquietante, esto será lo que genere el entusiasmo del movimiento surrealista y en otros grandes artistas y escritores de la primera mitad del s XX.
La exposición comisariada por Mariastella Margizzi y Katherine Robinson nos recrea un paseo en el que podemos ver los cambios que realizó el artista en su extensa carrera hasta su muerte en 1978, donde fue variando de estilo artístico siempre en la búsqueda de innovación y con pautas siempre constantes como la vuelta a los cánones clásicos o hacía las raíces de la cultura europea.