+ Texto PILAR M. CHICANO
Si hay algo que siempre me ha llamado la atención de las superheroínas de cómics, aparte de sus superpodéres obviamente y esa capacidad de estar siempre en el sitio y el momento adecuado, es sin duda sus trajes. Esos maravillosos diseños adaptados perfectamente al contorno de sus cuerpos, mostrando unas fantásticas y voluptuosas figuras femeninas rebosantes de sensualidad, capaces de convertir a chicas tímidas y discretas secretarias en inquietantes felinas o guerreras, en iconos sexuales o símbolos patrióticos. Los trajes de estas chicas, al igual que el de los superhéroes masculinos, son el símbolo evidente de la transformación y metamorfosis que tiene lugar en ellos, tienen esa capacidad de trascender la normalidad y lo trivial para convertirlos en superhéroes, y eso no es ni más ni menos que uno de los grandes fines de la moda.
A lo largo del tiempo, la imagen de estos personajes ha ido cambiando, adaptándose a la estética del momento y al contexto social e incluso político de la época. Es éste el tema de este artículo, centrándonos en dos superheroínas de cómic, cine y televisión: Wonder Woman y Catwoman.
Wonder Woman, fue creada por el psicólogo William Moulton Marston, quien por cierto inventó también el detector de mentiras. Su primera aparición fue en el nº 8 de All Stars Comics, en el año 1941. Era hija de Hipólita, reina de las Amazonas, que tras sus ruegos a Afrodita para ser madre, ésta le concedió una hija colmada de dones por los dioses. Su vida transcurre en la isla de Temiscira, un estado matriarcal apartado del mundo de los hombres. Tras ganar un torneo, donde la ganadora llevaría de regreso a Steve Trevor, un piloto norteamericano que había tenido un accidente en la isla, Wonder Woman se convierte en campeona de las Amazonas y es enviada a la tierra de los hombres para llevar la paz y la justicia. Bajo el lema de defender a América de los enemigos de la democracia, a las mujeres oprimidas y a los niños, comenzaba su andadura uno de los personajes más importantes de DC Cómics, apareciendo justo en un momento en el que las mujeres ocuparon los puestos de trabajo que los hombres habían dejado para luchar en la II Guerra Mundial. Moulton, era un gran conocedor de la sociedad, feminista y defensor del poder educativo que los cómics tenían entre los jóvenes, así que se propuso alentar un cambio social en la juventud, promoviendo una nueva mujer, en consonancia con el incipiente feminismo de aquellos años. Aquí tenéis el que parece ser el primer boceto que el ilustrador y dibujante californiano Harry G. Peter, le envió a Moulton de Wonder Woman y la primera portada que protagonizó.
Para su viaje a América, recibió un atuendo especial: el corpiño con el águila, la falda azul con estrellas blancas, inspiración directa de la bandera norteamericana que más tarde se transformó en unos shorts y el Lazo de la Verdad, hecho con el cinturón de Afrodita y que en sus orígenes no sólo tenia el poder de obligar a los villanos a decir la verdad, sino que también podía dominar su voluntad. Su cabeza estaba adornada con una tiara que usaba como bumerán y sus brazaletes indestructibles, podían rechazar cualquier objeto lanzado contra ella, pero si un hombre encadenaba sus muñecas, su fuerza quedaría anulada.
En el año 1947, murieron Moulton y Peter, a los que sucedió Robert Kanigher, hasta el año 68, años de grandes cambios en general y como no, para Wonder Woman quien dejó atrás los idearios sociales y feministas y dio paso a una heroína más americanizada. Su uniforme sufrió algún cambio y su discreto peinado se convirtió en una gran melena negra al viento, también le añadieron unos pendientes que le permitía respirar bajo el agua y en el espacio.
Mike Sekowsky y Dennis O’Neil, continuáron posteriormente, acabando totalmente con el look de guerrera y Wonder Woman se convirtió en dueña de una boutique, cambiando su estilo por uno similar al de Emma Peel, en la serie Los Vengadores.
Ya entrados los 70 y gracias a Ms. Steinem, revista feminista de Gloria Steinem, quien reivindicó el papel original de Wonder Woman, volvió a recuperar sus poderes y su papel y además, cambiaron los shorts por el típico traje de baño. Fue en estos años, cuando se produjo su introducción al mundo del cine y la televisión, apareció en algunas series de animación y una película para televisión que pasó sin pena ni gloria (lo siento por Cathy Lee Crosby), pero fue ABC quien produjo “The New, Original, Wonder Woman”, los encargados de mostrar a Lynda Carter en todo su esplendor, interpretando a la heroína.
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Bob Kayne y Bill Finger fueron los encargados de traernos a la mejor entre las mejores, Catwoman, quien en sus inicios tenía como fin el de marear un poco a Batman y sacarlo de su mundo oscuro y estricto para que saboreara sus mieles. Era el año 1940 y en sus inicios se dio a conocer como The Cat, dedicándose a robar joyas utilizando distintos disfraces, sin embargo Catwoman se consolidó como una heroína-villana por sí misma y el idilio paso a un segundo plano, manteniendo a lo largo de la historia una relación que oscilaba entre el amor y el odio. En este primer número, The Cat no tenía aún un traje de superhéroe, de hecho llevaba un vestido como el que cualquier chica de la época podía llevar, ya en el siguiente se le añadió una capa manteniendo el vestido y lo peor de la historia de Catwoman, una horrible máscara peluda de gata que ahuyentaba cualquier atisbo de sensualidad.
Al igual que la anterior, la historia de Catwoman fue llevada al cine y la televisión. En 1966, Julie Newmar, grabó 14 episodios para la primera y segunda temporada de la serie y el mismo año se rodó la película protagonizada por la actriz Lee Marweather, pero no tuvo tanto éxito como la serie. Julie, añadió su toque personal al traje de Catwoman, poniendo un cinturón dorado en las caderas en vez de en la cintura, dando lugar al llamado “curvy look”, que realzaba sus curvas. Inspirada en el traje y viendo que los pantis de la época aplastaban el trasero de las mujeres, la actriz diseñó un nuevo tipo de leotardos con una costura central elástica que evitaba el aplastamiento típico de los perfiles femeninos de aquel tiempo, lo llamó “body perfecting hose”, pero la Oficina de Patentes de USA, lo cambió por “cheeky derriere” o “trasero descarado”.
Sobre su incursión en el cine, sin duda Michelle Pfeiffer, al igual que su antecesora Newmar, creo que son las que mejor expresan esa contradicción chica buena vs chica mala, mostrando esa sensualidad felina al mismo tiempo que inocente. El traje se mantuvo fiel al de Catwoman en sus últimos tiempos, con la adaptación de nuevos materiales pero en su esencia seguía siendo similar, a diferencia del que mas tarde lució Halle Berry. Esta adaptación que no tiene por donde cogerla, cambió el maravilloso mono de cuero negro por una especie de biquini y que os voy a contar, todos os acordareis de él, fracaso total en todos los aspectos.
Llegados hasta aquí, no puedo terminar este artículo sin recordar como nuestras dos grandes heroínas han servido de inspiración en el mundo de la moda dando lugar a una gran variedad de productos que llevan sus insignias. Converse, diseñó zapatillas con dibujos de ambas, la marca de cosméticos MAC presentó hace unos años una gama de maquillaje inspirado en Wonder Woman. En mayo del 2008, el Metropolitan Museum of Art, Nueva York, presentó una exposición titulada “Fashion and Fantasy”, donde se exhibieron los trajes de algunos superhéroes y diseñadores como John Galliano, Armani, Mugler o Jean Paul Gaultier, entre otros, presentaron diseños inspirados en estos personajes. Los trajes de las superheroínas siguen dando que hablar, las últimas versiones cinematográficas han despertado todo tipo de críticas entre sus seguidores.
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