+TEXTO LUIS MARTIN MENDOZA+
Ellie Goulding se ha cambiado el pelo, ahora es rosa, sin embargo su voz sigue igual (pero eso es bueno). El pasado 5 de Octubre vió la luz, por fin, el esperadísimo segundo álbum de estudio de la artista inglesa. Y es que han pasado más de dos años y medio entre el estreno de Lights y el de Halcyon, como se titula este segundo trabajo. Tiempo de sobra para que sus fans más acérrimos se hayan aprendido tan de memoria las letras que las reciten en voz alta mientras duermen (no como los de Rihanna, que casi no tienen tiempo para respirar entre disco y disco).
Ellie vuelve con el mismo sonido que la lanzó al estrellato en el 2010. Sin embargo, parece que estos dos años no han pasado en balde ya que se nos presenta más madura. La tímida rubia está más curtida (también en amores, claro) y un poquito más agresiva. Este es un primer punto positivo para su nuevo disco ya que, sin duda, resulta satisfactorio volver a encontrar ese sonido que ya nos enganchó pero comprobar que algo hemos avanzado. (No como en Beacon de Two Door Cinema Club, que ni hemos encontrado lo que nos gustaba ni sabemos a dónde marchó).
El disco es un subir y bajar de tempos por el que nos conduce Goulding con su voz rasgada y sus falsetos acompañados de un gigantesco muro de sonido sintético. ¿Es electropop, electroindie, electro-electro, electro a secas o electro-Florence & The Machine? Y es que, a veces, parece que el album oscila entre el trascendentalismo musical de la pelirroja y el ‘buenrollismo’ pop. Hay una canción, Only You, en la que incluso parece que la cosa se pone oriental, y encontramos una melodía que es prima lejana de una mezcla entre M.I.A. y Gwen Stefani. También hay baladas, que también son marca de la casa y, en general, sus letras hablan de amores perros o desengaños del corazón. Es curioso, pero puede ser que se esté convirtiendo en tendencia en Inglaterra volver con un segundo álbum en el que hablas, básicamente, de lo mal que lo has pasado entre tu primer disco y el segundo, por él. Adele lo petó con 21 que habla, principalmente, del desamor . Y Goulding también parece haber experimentado de las cosas del querer en este tiempo.
No hay que pasar por alto que Ellie produce y escribe sus canciones, ¡bien por el talento!. Pero, entonces ¿para qué necesitas a Calvin Harris en tu disco tía? Parece que hoy en día si el tipo no te hace un remix no eres nadie, pero ¡ojo!, que como dice la sabiduría popular española, lo poco gusta, lo mucho cansa, y que Harris esté por cada esquina empieza a atufar un poco. A mí me parece que esto es cosa de productores ávidos de encontrar el We Found Love de 2012. Ánimo chicos, aún no se ha acabado el año. Me hubiera gustado más una colaboración con SBTRKT, como las de Jessie Ware, que tienen un electro muchísimo más interesante y, además, son de la misma tierra.
No son los singles que se han lanzado hasta ahora lo más interesante de este trabajo. Es verdad que Anything Could Happen resulta catchy, pero las baladas I Know You Care y Explosions son un tanto monótonas. Son canciones como Don’t Say A Word, My Blood, Figure 8 o la super cover Hanging On las que dan cuerpo al álbum. Sea lo que sea no se puede decir que Ellie haya descubierto nada nuevo pero nos brinda un sonido propio, que es suyo y de nadie más y que, si ya funcionó una vez, con un toque aquí y un toque allá puede volverlo a hacer fácilmente.
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