+ Texto NACHO MARTÍNEZ-USEROS +
Ayer comenzó el horario de invierno con el cambio de hora y, con él, el sol que más resfría y la luna que antes te manda para casa. La fecha del calendario venía remarcada en rojo en Madrid por la GOA de octubre, el concierto de Scissor Sisters y, para algunos de nosotros, por el esperadísimo concierto de BON IVER.
El americano Justin Vernon comenzó este grupo con un disco escrito para su ex novia, For Emma, Forever Ago (2008), al que siguió su célebre segundo álbum, Bon Iver (2011), esta vez dedicado a sí mismo pero que rápidamente se convirtió en la banda sonora de domingos de dormitorio en pareja y cocina de soltero/as. Hace un mes, Vernon declaraba que estaba cansado del inesperado éxito, era hora de dar un cambio y abandonar este proyecto. Gracias a Dios que antes visitó el Palacio Vistalegre de Madrid.
A las nueve en punto de la noche, alguien apagó la luz y comenzó el espectáculo. Cortinas en forma de telarañas y una explosión de sonido protagonizado por dos baterías nos hicieron olvidar los anteriores catastróficos conciertos de esta improvisada sala a su vez polideportivo y/o plaza de toros. De repente, este dudoso recinto de gradas verdes se convirtió, gracias al juego de luces, en un más que correcto escenario para disfrute de los centenares de asistentes entre los que sorprendió ver a chicas con la cara pintada con el nombre de Justin Vernon, que no Bieber.
La más de hora y media de concierto estuvo marcada en un principio por su álbum homónimo. Canciones como Perth, Towers o el single Calgary dejaron a un lado las del primer disco, hasta el momento en el que los fans le hicieron los coros a garganta descubierta con su primer éxito Skinny Love. Estos mismos seguidores son a los que en los bises Justin les pidió ayuda para gritar bien fuerte, en The Wolves, “What Might Have been Lost”. Esta hubiese sido la mejor forma de despedir al público del que probablemente sea el último concierto en nuestro país del proyecto que le hizo famoso, pero prefirió terminar con la canción de su primer disco, For Emma. Tal vez la realidad sea que como Vernon no puede “matar” a Emma, es por eso que ha decidido acabar con Bon Iver.
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