Sónar 2019

Texto Araceli Martín Chicano

Un año más nos hemos ido a Barcelona para vivir en primera persona una nueva edición de Sónar. Seguramente la edición que más ha apostado por la diversidad artística y la radicalidad sonora, con una importante presencia de creadores que trabajan en los márgenes geográficos, políticos, estilísticos o de género.

Artistas como Holly Herndon, K Á R Y Y N, Jlin, Arca, Sevdaliza, Kelly Moran, Ylia, Caterina Barbieri, Lotic… son algunos de los artistas con un discurso que baila entre estas temáticas y que a la vez son procedentes de distintos rincones del planeta; algo también a destacar en la variedad de sonidos que hemos podido disfrutar con Hibotep, Deena Abdelwahed, DJ Lag o Muqata’a.

Pero no sólo se han ido hacia la búsqueda de artistas de la otra punta del planeta, sino que Sónar confirma, un año más, el talento, la potencia artística y la creatividad de la escena musical española, con ejemplos como los de Desert, Mans O, Ylia, Los Voluble o Berlinist.

La apuesta por los ritmos urbanos del Sónar de este año –por los que la organización ha recibido numerosas críticas de los seguidores más incondicionales de la música electrónica– también llegó de la mano de artistas nacionales como es el caso de Bad Gyal, Dellafuente o Cecilio G, y su entrada triunfal a caballo por todo el recinto hasta llegar al escenario donde empezó su actuación cantándole al búho que él mismo sostenía. Donde también tuvo palabras en contra de la gentrificación creciente en Barcelona.

Para esta edición de Sónar 2019, el festival, ha presentado más de 80 estrenos absolutos y experiencias creadas especialmente pensadas para Sónar: los shows de Arca, Holly Herndon, Four Tet, Bad Gyal, Hauschka o Cecilio G, los sets de Floating Points y Body & Soul en SonarCar o las sesiones a cuatro manos concebidas en exclusiva para Sónar, como las de Louie Vega & Honey Dijon, Peggy Gou & Palms Trax y Blawan & Dax J son buenos ejemplos de ello.

A destacar especialmente los shows que se han atrevido a abrir una nueva vía de investigación al explorar la relación entre cerebro y música (los de Daito Manabe con el Dr Kamitani y del dúo barcelonés Za! junto al estudio creativo turco Ouchh). Además del de Holly Herndon y Actress, en los que ha tenido un papel fundamental la inteligencia artificial, estableciendo de forma más clara que nunca la conexión directa entre los contenidos de Sonar+D con la traslación escénica de la programación de Sónar. De ahí a que este año haya sido la mejor edición para Sónar+D.

Y ya centrándonos en Sónar noche, Underworld o Disclosure fueron los encargados de devolver la naturaleza electrónica al Sónar. Los primeros, con 40 años en los escenarios, entregaron el sonido de sus sintetizadores a varias generaciones que se reunieron el viernes. Los británicos ofrecieron sus temas más noventeros, caracterizados por la aceleración rítmica de los bpms propia del trance y del progressive, pero también novedades de su nuevo proyecto: Drift, como Listen to Their No. Cerraron el concierto con su apoteósico epinicio generacional ‘Born Slippy’, hiper conocido tras ser incluido en la banda sonora de la película Trainspotting. Por su parte, los hermanos Lawrence (Disclosure) mantuvieron el pabellón alto el resto de la noche presentando temazos grandiosos como You & Me, con el que clausuraron su DJ set.

Four Tet ofreció una completa sesión prácticamente a oscuras en el macroespacio SonarPub de esas de las que no te olvidas. Con un discurso musical totalmente personal, respetado por todo el mundo y amigo y colaborador de artistas como Aphex Twin, Burial, Radiohead y Lana Del Rey, entre muchos otros, Four Tet nunca falla. Otro escenario, el selecto Sonar Car (un círculo oculto por grandes cortinas rojas y con un tumultuoso acceso al estilo del aeropuerto), ofreció viernes y sábado tralla de la buena con un set de 6 horas protagonizado por un solo artista. El viernes fue el turno de Floating Points, uno de los artistas de electrónica del momento; y el sábado el de Body & Soul, que ofreció un recorrido por la música de baile de los últimos 30 años. Por su parte, Paul Kalkbrenner fue uno de los encargados de cerrar el festival barcelonés, donde pinchó composiciones de su octavo álbum Parts of Life, un trabajo repleto de melodías techno propias para la pista de baile.

Skepta se marcó una hora de rap impecable junto a su habitual DJ Maximum en la que también hubo aromas dancehall o un toque a sus raíces nigerianas. Ellos dos solos en un escenario gigante a oscuras en el que minutos más tarde empezaron a disparar un juego de luces y unas visuales alucinantes. Y ya más entrada la noche Kaytranada nos hizo bailar con una sesión con una mezcla de hip hop, r&b, disco y house.

A pesar de que esta edición ha tenido menos asistentes que otras, 105.000 personas somos las que hemos bailado horas y horas sin parar a pesar del calor infernal que ha hecho durante los tres días y sin la posibilidad de conseguir agua de manera gratuita o de refrescarnos con aspersores como ya hay en algunos festivales, cosa que debería ser obligatoria y más en estas fechas…pese a todo Sónar es un festival que no decepciona, cada año es diferente al anterior y es así como debe ser porque todo cambia. El año que viene vuelve a sus fechas habituales en junio y nosotros, una vez más, volveremos a estar ahí.