+ Texto JULIA GÁNDARA +
DENISE NESTOR es una ilustradora irlandesa que nació en la costa oeste de Irlanda, en una granja de Mayo. Asentada ahora en Dublín, ha conseguido que sus ilustraciones den la vuelta al mundo y nos cautiven con su delicadeza y virtuosismo en el detalle. El resultado de su trabajo supone un viaje a algún lugar del bosque, o de un bosque propio donde además de flores, crecen preguntas y hay cierto misterio. La intriga y el interés que provocan sus especiales imágenes, no nos han dejado indiferentes y hemos hablado con ella. Ha sido toda una sorpresa ver que las sensaciones que hemos percibido a través de su trabajo, no eran porque sí…
Hola Denise, a través de tus dibujos te hemos imaginado creciendo en mitad de un bosque fantástico. Tal nos ha parecido la relación entre tu infancia y la naturaleza, que no podemos aguantar preguntarte de dónde vienes y cómo ha influido todo ello en tu obra.
En realidad crecí en el campo sí, en el Oeste de Irlanda, así que lo hice rodeada de naturaleza toda mi vida. Por eso siempre ha sido muy importante para mi y es gran parte de lo que ahora soy. Es natural haber estado tan influenciada, e incluso ahora viviendo en Dublín , regreso para visitarlo bastante. Mi padre era granjero, y él y mi madre sabían tanto de animales y naturaleza, que todo lo que sé lo aprendí de ellos.
Alguna vez hemos leído que regalaste a tu padre uno de tus dibujos, y de él decías que cada flor y cada animal que aparecía en él tenía un significado… ¿Es siempre así cuándo dibujas? ¿Todo hace referencia a algo que ya ha sucedido, a algún recuerdo?
Cuando se trata de mi trabajo personal, las piezas sobre animales especialmente, siempre tienen un significado simbólico para mí. Los animales y las flores están cargados de simbolismo, y encuentro realmente interesante investigar sobre ello y usarlo casi como un lenguaje secreto. Aunque también me gusta que la gente lo interprete a su manera, y ni siquiera es necesario hacerlo totalmente para apreciar el dibujo.
Hice la corona dibujando al zorro por mi padre, más como un tributo a él, puesto que era una manera de capturar recuerdos que tengo de él y mantenerlos todos en un lugar. Me gusta la idea de leer una imagen de esta manera, despertando la memoria a través de un imaginario simbólico.
Incluso cuándo dibujas retratos, siempre hay una pequeña referencia que nos transporta al juego, la fantasía, el encanto o el sueño. ¿Todo eso va surgiendo a medida que te dejas llevar por el dibujo? Es decir, ¿sabes lo que va a ocurrir sobre el papel antes de empezar?
Normalmente planeo el dibujo antes de empezar y tengo una idea bastante clara de lo que va a ser antes, aunque a veces, incluso con retratos bastante definidos ya, puedo encontrar a medida que voy dibujando, que he capturado alguna emoción o expresión que no esperaba encontrar. Dibujo sobre todo a partir de fotografías, así que es bonito ser capaz de añadir algo extra, mejor que realizar una copia exacta de la imagen. Puede ser algo tan sencillo como añadir una chispa en los ojos, o una suave curva en la sonrisa. Estas cosas, aunque sutiles, ayudan a transmitir algún tipo de emoción a través del dibujo. Y esto, o es accidental o sucede instintivamente, pero hace que el resultado final se escape al plan original, y eso es algo positivo que siempre lo hace más interesante.
Tus personajes se transforman.¿De animal a hombre o de hombre a animal? ¿Tiene eso algún significado?
Tiene un significado para mí, pero prefiero dejarlo abierto a interpretaciones. De alguna manera se trata de metamorfosis y cambio, de cómo hay diferentes caras en la misma persona o diferentes capas que pueden ser misteriosas y extrañas. También tiene un poco que ver con lo fantástico y además es un recordatorio de la conexión con la naturaleza a un nivel más elemental.
Te hemos visto dibujando preciosistas imágenes con todo nivel de detalle, y te hemos visto haciendo dibujos más minimalistas con apenas algunas líneas. Has plasmado naturaleza, rostros, actitudes y hasta políticos. De todo lo que haces ¿con qué te identificas más? y si lo hubiera, ¿cuál de esas distintas maneras de trabajar es la que empezó forjando tu identidad como ilustradora?
Cuando se trata de mis retratos, los rasgos faciales son lo más importante. Así que siempre comienzo por los ojos y trabajo al detalle a partir de ellos.
Tiendo a simplificar a medida que me alejo de la cara. El pelo y la ropa son a veces menos importantes así que los simplifico a líneas más básicas. Según lo que quiera hacer más relevante, le doy más o menos nivel de detalle.
Ha sido tan sólo un estilo natural que he ido desarrollando y parece ser que se ha convertido en el estilo que la gente más asocia con mi trabajo. Es importante tener siempre un estilo que te identifique y diferencie del trabajo de otros, aunque sea ligeramente. También pienso que independientemente de en qué esté trabajando, creo que algo como el uso que hago del lápiz funciona como elemento de seña de identidad que permite relacionar todos mis trabajos.
¿Existe ese momento en el que te diste cuenta que quizás ese don con el dibujo podría ser un estilo de vida? ¿Cómo fue? ¿Cómo explicarías a grandes rasgos esos pequeños pasos que de repente te condujeron donde ahora te encuentras?
He dibujado siempre, desde que era pequeñita. Siempre como un hobby, y jamás pensé que algún día podría vivir de ello. Estudié diseño gráfico en la universidad pero siempre mantuve el dibujo en mi tiempo libre. Creo que una vez que tomé parte de una exposición colectiva con unos amigos me di cuenta de que la gente tenía cierto interés en mi trabajo, y comencé a planteármelo como una carrera profesional. Una vez empecé a mostrar mi trabajo y a contactar con comisiones artísticas las cosas empezaron a tomar relevancia, y aunque todavía soy diseñadora gráfica a tiempo parcial, trabajo para poder dedicarme enteramente al dibujo.
Creo que una transición lenta en estas cosas es importante, y permite poder ir construyendo gradualmente un público base con tiempo suficiente para hacerlo funcionar de manera que acabes pudiendo vivir exclusivamente de ello.
Tus ilustraciones han recorrido mundo y hemos podido encontrarlas en periódicos y revistas internacionales, ilustrando en publicidad, portadas de la editorial española Alpha Decay, o incluso en libros de poemas allá en las Antípodas. Exposiciones, carteles… ¿Cuál de todos estos proyectos te sorprendió más que te propusieran? ¿Alguna anécdota acerca de cómo surgieron?
He sido muy afortunada. Creo que la más significante de todas las propuestas para mí, fue ser comisionada por The New York Times. Un gran paso, y realmente fue de gran ayuda para que mi trabajo comenzara a llamar la atención. Además del gran honor de poder aparecer en tan importante publicación, por supuesto.
Contactaron conmigo para lo de Winston Churchill una semana antes de un viaje que tenía precisamente a Nueva York, así que fue perfecto. Conseguí ir al edificio de The New York Times y conocer al director de arte encargado del proyecto con el que había estado trabajando. Asi que sí, definitivamente fue el más especial para mi.
¿En qué tipo de proyecto todavía no te has visto involucrada, y sin embargo te haría muchísima ilusión?
Me encantaría hacer más portadas de libros, aunque mi trabajo ya ha sido utilizado para libros como has mencionado antes. Pero la verdad es que me gustaría dedicarme especialmente a ilustrar portadas, ese sería un gran proyecto en el que trabajar.
¿Qué referentes tienes dentro del mundo del arte? ¿Quién te ha inspirado o te inspira? o ¿quién te provoca?
¿Y a nivel personal?
Es muy difícil mencionar referencias específicas, hay muchas… y últimamente he estado investigando mucho acerca del arte renacentista. Hieronymous Bosch y los artistas del renacimiento germano me inspiran mucho en estos momentos. Quizás no es evidente en mi trabajo, pero me inspiran de alguna forma. Voy pasando fases y enlazando cosas distintas. Claro que además me gustan muchos artistas contemporáneos, y ahora mismo sigo mucho el trabajo de Jenny Morgan y Talita Hoffman, y también disfruto mucho con el trabajo de Gregory Credwson.
¿En qué momento del día te refugias mejor para dibujar? ¿Cómo es la liturgia que llevas a cabo? ¿Qué necesitas?, ¿qué suena?, ¿qué se respira?…
Siempre encuentro mejor trabajar por la tarde o por la noche. Me gusta trabajar cuando llueve ahí fuera. Es difícil hacerlo si el sol brilla y el tiempo es bueno porque siento que debería estar disfrutando de ello, aunque viviendo en Irlanda la cosa tiende más a lluviosa que a soleada. He oído de algún autor que cierra las cortinas, y se pone de fondo el sonido de la lluvia porque le ayuda a ponerse un poco más en actitud de trabajo. La verdad, que lo entiendo aunque suene un poco loco…
Siempre necesito algo de música de fondo, aunque sea documentales de arte o podscasts. Me gusta también quemar incienso o velas aromáticas, algo que ayude a crear una bonita atmósfera que me ayude a relajarme y haga más fácil que me abstraiga en aquello que estoy haciendo. Y por supuesto que no falten pequeños breaks para tomarme un café.
¿Cuál ha sido la reacción más sorprendente o el cumplido que más te ha conmovido con respecto a tus dibujos?
Una vez le vendí un grabado al artista John Banville y me escribió dándome las gracias por ello. Soy una gran fan de su trabajo, y este fue definitivamente el más sorprendente y más bonito cumplido que he recibido hasta la fecha.
Le agradecemos muchísimo su tiempo dedicado a Álbum.
Y a vosotros, os invitamos a seguir su trabajo a través de su web o en su blog donde tendréis además el gusto de leer pequeñas historias sobre sus dibujos.
¡Feliz viaje al bosque!
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