+ Texto TJÖRNINA GVAL KVGH
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No estoy segura de qué manera empezó a apasionarme el tema de las apariciones de imágenes místicas en objetos de la vida cotidiana. Pero un buen día dí con un libro titulado Look! It’s Jesus! Amazing Holy Visions In Everyday Life. Y cambió mi vida.
Este libro se puede encontrar en varios sitios, pero en amazon hay una oferta muy interesante en la que por unos euros más puedes llevarte un ejemplar y un estampador para imprimir a tus tostadas la imagen de la Virgen.
Hay varias webs que recogen experiencias de personas que han tenido la suerte de ser testigos de estas apariciones.
En esta web podemos ver al detalle fotos de algunos de estos fenómenos sobrenaturales con cristos y vírgenes en sartenes, cereales, cheetos, trozos de pollo o pelotas de baseball.
Mi favorito, sin duda, es el testimonio de Steve Cragg, que en 2004 se encontró en Houston, Texas, mientras tomaba un aperitivo, un cheeto con la forma de Jesús. “No pensaba que Dios hiciera cheetos que parecieran Jesús, pero sé que Dios se puede manifestar ante nosotros de formas increíbles.” Y ¿cómo bautizó a este gran descubrimiento? CHEESUS. Si tuviera un grupo de música creo que lo llamaría así. Esto es sólo un ejemplo de lo que se puede encontrar uno en internet sobre el tema, que es mucho.
Aquí una cronología la mar de chula con sucesos desde finales de los 70 hasta el año 93. Un hombre que se encontró la imagen de Cristo mientras enrollaba un burrito, Cristo crucificado en la puerta de un garaje de California, Cristo en un tanque de aceite, Cristo en una chimenea…Y bueno, la lista es interminable.
Todo esto me llevó a dar un paso más: eBay. El éxtasis. La salvación. La iluminación divina. Caramelos de menta de Jesucristo, tiritas de Jesucristo y en Tiger, esa cadena sueca de todo a 100 que ahora está tan de moda por aquí, vasos de chupito con la imagen de la Virgen.
Si damos un paseo por tumblr, ese gran invento que se ha convertido en propagador de referentes estéticos para muchos, vemos que la desacralización es tal que ahora Dios ya no está en los cielos, está en nuestras zapatillas.
¿Y en qué otro sitio no podía faltar el Todopoderoso? En twitter, claro.
Creo que estoy lista para afrontar el Apocalipsis.
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