Texto ARACELI MARTÍN CHICANO
Un verano más pasó el Sónar. Música, shows audiovisuales, tecnologías creativas y realidad virtual ocuparon los recintos de Sónar de día y de noche los días 18, 19 y 20 de junio, con más de 300 propuestas, entre conciertos, sesiones, showcases, conferencias, actividades de formación, networking y negocio. Casi 119.000 personas lo vivimos y 200.000 personas lo siguieron por streaming. Un número que te agobia pero que una vez allí se podía respirar tranquilo gracias al espacioso tamaño del recinto.
Sin duda, mi favorito es Sónar día. El aire libre, la luz y las ganas de pasarlo bien es lo que predomina en esta primera parte del festival. La gran sorpresa, los conciertos de Sónar Dôme, de la Red Bull Music Academy. Buen sonido y música para bailar y pasarlo bien, y sí, una letra de vez en cuando entre tanta electrónica se agradece; gracias también Owen Pallett.
Llegó la primera noche del festival, gran decepción con el directo de ASAP Rocky, gran camisetón Palace y pedazo de disco, pero muy mal directo. A continuación una apuesta segura, Róisín Murphy, buena música e increíbles outfits. En Hot Chip no paramos de bailar y sin duda, lo mejor de la noche del viernes fue Jamie xx, luces de colores que acompañaban una melodía electrónica gustosamente llevable.
Y llegó el sábado y último día del festival. De nuevo Sónar día, más cansados y más tranquilos que aún queda el de noche. Y llegó la recta final, que comenzó con el directo de Duran Duran, los cuales llevaban diez años sin actuar en nuestro país. El sábado fue un lleno absoluto y aunque te podías desplazar con facilidad, en algunos escenarios no lo era tanto. El ritmo y los bailes de FKA Twigs dejaba claro su talento, una voz en directo alucinante. La actuación y presentación del nuevo show de The Chemical Brothers me dejó fría, más de lo mismo y si además le añades que coincidía en horario con Flying Lotus ,y que cuando llegas al escenario lo ves en el interior de una estructura, con unas gafas iluminadas y unas proyecciones alucinantes, no te queda otra que disfrutar del momento.
Cierto es que los cierres fueron un poco comerciales si lo comparas con el resto del festival, no hubo apoteosis final. Pero a nivel general y después de recorrer el pasillo por el que miles de personas a la vez atravesamos para salir, te das cuenta que un año más, el Sónar ha finalizado y que te lo has vuelto a pasar en grande. Buena música, buena programación y organización forman un combo infalible, si además le añades un buen grupo de amigos.
La variedad de estilos de la programación musical de Sónar 2015 fue más amplia que nunca, en un recorrido que fue del pop sintético al nuevo hip hop, pasando por el trap, el grime, el techno industrial y el dance conceptual, pero por favor, nunca más escuchar a la “Macarena” pinchado por Skrillex.